jueves, 18 de noviembre de 2010

Ecologia

La problemática del cambio climático impacta directamente en la degradación de las tierras, generando sequías, falta de productividad, aumento de la salinidad, erosión hídrica y eólica”, asegura Octavio Pérez Pardo, director de Conservación del suelo y lucha contra la desertificación de la Secretaría de ambiente y desarrollo sustentable de la Nación.

Las eventuales consecuencias del cambio climático no son ajenas al modelo agrícola extendido en todo el territorio nacional y a la forma en que se utiliza el suelo. “El 50 por ciento de los suelos cultivados sufrirá procesos de salinización y desertificación y habrá una menor productividad en cultivos y carnes, amenazando la seguridad alimentaria en varias regiones. Los fenómenos ambientales y las catástrofes (inundaciones, tornados, sequías) serán casos más recurrentes y de aparición permanente en un país que prácticamente no las tenía”, afirma Walter Pengue, investigador del Grupo de ecología del paisaje y medio ambiente de la Universidad de Buenos Aires. Para el especialista, esta situación se explica por un proceso de “pampeanización”, es decir, la importación de un modelo tecnológico sobre un territorio que no es pampa, como ocurre en la zona chaqueña.

A partir de ese proceso, la frontera de la agricultura industrial está llegando a zonas de bosques nativos. Según datos de la Dirección de bosques de la Secretaría de ambiente, en el período 1998-2002 se desforestaron aproximadamente 920.000 hectáreas. El responsable de esa dependencia pública, Jorge Menéndez, indicó que en el período 2002-2006 las provincias de Salta y Santiago del Estero duplicaron sus áreas deforestadas. “Actualmente se desmontan por año 230.000 hectáreas de bosques nativos, es decir, el primer dique natural contra las inundaciones”, explica Menéndez. “Cuando llueve, los montes frenan las lluvias y sólo llega una parte a la tierra. Si se saca el monte, no hay ningún freno. En Santa Fe decían que el problema de las inundaciones tenía que ver con que el paredón de contención era bajo. Pero se van a cansar de levantar el paredón. Todos los desmontes que se están produciendo en la cuenca del Chaco y Santiago del Estero tienen consecuencias sobre Santa Fe”, destaca Pérez Pardo.

La práctica habitual de la deforestación implica primero el desmonte y luego la quema de los residuos dejados por las topadoras. “La quema produce la liberación de dióxido de carbono, y como ya no hay bosques desaparece la posibilidad natural de absorberlo y purificar el ambiente con oxígeno”, explica Pengue. Argentina aprobó la Convención de cambio climático de las Naciones Unidas (1994), por lo que se comprometió a “promover y apoyar con su cooperación la conservación y el reforzamiento de los sumideros y depósitos de todos los gases de efecto invernadero. Es decir, los bosques”. Actualmente, el Senado de la Nación tiene en seis comisiones diferentes un proyecto de Ley de presupuestos mínimos para la defensa de bosques nativos, que ya cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados.

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